Después de ver más de 500 sistemas de gestión he identificado
un punto de mejora importante: El perfeccionismo de los líderes de calidad.
Recordemos el cuento del Rey Midas brevemente: Un Rey muy
rico pero que quería poseer aún más, de tal forma que se le concedió que todo
lo que tocara se convirtiera en oro. Y así fue. La comida se convertía en oro,
la cama donde dormía... pero lo que lo llevó a la amargura, fue tocar a su linda hija que se convirtió
en oro.
Esta historia nos previene del deseo de sobrepasar ciertos
límites, tales como: la sobre documentación, tener metas excesivas, hacer seguimiento
al 100% de los casos, tener auditores que ponen cientos de no conformidades... todo esto conlleva a alguna (o ambas) de las siguientes consecuencias: a que el sistema de gestión se
convierta en un ladrillo (duro y frio, que las personas no quieren) o a que
los líderes se conviertan en figuras autoritarias (dueños de la verdad) de las que nadie quiere
saber.
La nueva versión de ISO 9001:2015 pone en calzas prietas a los perfeccionistas: ya no tiene procedimientos
obligatorios o manual de calidad como sus predecesoras desde 1987. Ahora se permite hacer exclusión a cualquier requisito siempre que no se afecte al cliente o al mejoramiento, en
palabras del comité 285 es una norma menos prescriptiva.
Es el momento de reducir documentación, implementar software
de gestión, aumentar la gestión del conocimiento persona a persona, documentar
en videos, aumentar el bigdata, hacer un análisis de riesgos útil, y demás estrategias que redunden en un incremento de la velocidad
de los sistemas de gestión.
carlosmahecha@prismaconsultoria.com