Se ha preguntado alguna vez ¿cómo ciertas empresas han obtenido una
certificación? Parecería que sus productos o servicios no son consistentes con
los logros que publicitan. Una desconexión entre lo que se dice y lo que se
hace.
René Magritte |
Pasando por muchas empresas en estos años, he observado que
la misma crítica que se hace a las certificaciones de empresas se hacen a los
títulos universitarios: ¿por haberse graduado de una universidad (sea a la que
sea) una persona será un buen profesional? La respuesta inmediata es que No!,
que los títulos (pregrado, especialización, maestría, doctorado) no reflejan a
un profesional de alta calidad.
Una explicación a estos dos fenómenos es la siguiente: que
en términos normales las empresas y personas de excelencia son minoritarias,
menores al 30%, indistintamente de las certificaciones y títulos. Es un proceso
de selección natural, en la que algunos son los que se adaptan más rápido no la
mayoría.
Pero, ¿qué significa por estas épocas ser de excelencia?,
pues empresas o personas con un nivel de ética alto, que entienden que sus
actuaciones impactan al medio ambiente y con un ánimo profundo de servir a
otras personas con sus productos o servicios.
Para apalancar la excelencia se requiere de dos elementos
simples pero de difícil logro: disciplina e innovación.
Palabras fáciles de decir, pero difíciles de hacer. Las
empresas al lograr sus certificaciones bajan la guardia en la disciplina,
parecería que la obtención de la certificación (ISO 9001, ISO 14001, ISO 45001,
ISO 27001, ISO 17025, etc) es el logro en sí mismo. Pero la disciplina es como
la gasolina para un avión, se la dejas de suministrar y el avión se va abajo.
La innovación puede llegar a ser más retadora aún: lograr
crear nuevas soluciones, vencer los paradigmas, el mayor de ellos: haber tenido
algún éxito, lo que nos lleva a hacer todo de la misma forma, me gusta la sabiduría
popular que dice: “si tienes cabeza de martillo a todo le ves cara de clavo”.
Las empresas y las personas tienen una forma natural de
mejorar: las crisis. Pero la clave está en actuar antes que lleguen, las crisis
son un maravilloso invento, pero de alguna forma es jugar con candela. La empresa puede quebrar antes de lo
esperado, el profesional puede perder su trabajo y serle difícil obtener uno
nuevo.
No es que las crisis siempre se puedan evitar, lo que se
busca es que estemos mentalmente listos, dispuestos a soltar amarras y
creencias viejas y lanzarnos a la nueva aventura: en latino América decimos “tener
la maleta al hombro…” pero ese viaje es
para pocos, no para todos.
Tendríamos que reformar la famosa frase de Beltor Brecht:
Hay empresas que
luchan un año y son buenas
Hay empresas que luchas muchos años y son muy buenas
Hay empresas que luchan toda la vida, esas, son las imprescindibles,
esas son las de calidad.
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