Desde
hace 18 años en los que hemos implementado el sistema de gestión de calidad en
diferentes tipos de organizaciones, nos hacen la pregunta obvia.
Para iniciar a responder esta pregunta, empezaremos diciendo que los títulos, es decir, diplomas universitarios, certificaciones, diplomas de educación no formal etc, en sí mismos ¿representan la calidad de un profesional o de una organización?... consideramos que la respuesta no es un SI o un NO absoluto.
Creo que
todos hemos conocido personas con títulos académicos que tienen un nivel
profesional muy bajo o lo contrario, personas sin formación académica con un
alto grado de profesionalismo. De lo anterior no se puede concluir que los
títulos no funcionan.
Una
persona con habilidades fuertes y un gran interés por su quehacer tendrá un
mejor desempeño si es capacitado que si no lo es, por lo menos ganará tiempo en
la curva de aprendizaje. Por otro lado, una persona con habilidades inadecuadas
o poco interés por un quehacer, si es capacitado, es muy probable que esta
formación no genere el efecto deseado.
Si este mecanismo
opera con personas individuales, ¿por qué no operaría de la misma forma con
organizaciones, que son básicamente un conjunto de personas?
Nos
consta que las empresas que tienen habilidades e interés en mejorar su
actuación con la implementación de ISO 9001, han obtenido logros notables más
allá de una certificación.
Una de
las características más importantes de la norma ISO 9001 es que es voluntaria,
hecho que la diferencia notablemente de requisitos obligatorios legales.
Siempre que algo no sea obligatorio habrá la posibilidad de negociar, de
contraproponer, de crear alternativas: la mayoría de las organizaciones en todo
el mundo no están certificadas y continúan facturando. Son las organizaciones las responsables que los sistemas de gestión den resultados, junto con una objetiva evaluación de los entes certificadores.
La pugna
que se presenta entre empresas certificadas Versus entes certificadores, en la
que unos y otros se acusan de falta de rigor, es una pugna equivocada. Al
respecto se hizo un interesante informe en Italia en 2013, (haga clip para ver informe) país líder mundial en la
implementación de ISO 9001 per cápita, allí se muestra que las empresas acusan a los entes certificadores de ser demasiado
blandos por intereses económicos y los entes certificadores acusan a la
empresas certificadas de solo buscar "el papel" para participar en
procesos licitatorios privados o públicos.
Consideramos
la pugna equivocada, porque, aunque es natural la tensión entre auditado
y auditor, ambos miran la conformidad del producto desde aristas diferentes y esa fuerza normalmente, lleva a la mejora.
Con la
nueva versión de ISO 9001 2015, ISO espera guiar la implementación de millones
de empresas que quieran y puedan adoptarla. El último informe survey 2014 de
ISO nos reportó 1´138.155 de empresas certificadas en todo el mundo que tendrán
que adoptar la nueva versión teniendo un plazo de tres años, (hasta el
2018).
Es el
momento de poner toda la carne en el asador y preguntarse: ¿mi organización ha
recibido beneficios tangibles de la implementación?
Algunos de estos beneficios pueden ser:
- Equipos trabajo más integrados y apuntando a la misma visión
- Resultados económicos tangibles
- Mejora de la imagen de la organización en el mercado
- Posibilidad de llegar a mercados que exigen este certificado
- Mejora en la eficiencia de la organización
- Mejora en la relación con partes interesadas
- Mejora de los productos y servicios
- Nuevos productos y servicios
Si una
organización no tiene algún beneficio en estos temas, será mejor que piense si
vale la pena adoptar la nueva versión.
Así pues,
que hay que construir para obtener los resultados esperados o usar otra
estrategia.
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