Cuando uno implementa un sistema de gestión de calidad lo que hace de fondo son dos cosas: ordenar y mejorar.
Los sistemas comienzan a enfermarse cuando sólo se ordena o cuando sólo se mejora. Estos dos elementos no son otra cosa que las dos caras de una misma moneda.
El caos (de donde se saca la creatividad) y el orden (en donde se aseguran los resultados) deben ser fusionados: organizaciones caórdicas harán sistemas mejores.
La nueva norma ofrece oportunidades para ambas perspectivas, pero son las personas, y no la norma, las que deciden a qué le ponen más atención, depende de su competencia (educación, experiencia y formación), hay que tener gente ordenada, creativa pero por sobre todo caórdica. Los nuevos requisitos proponen:
-El control de la información y el principio de riesgos son nuevos requisitos que favorecen el orden.
-La planificación estratégica, la gestión del conocimiento y el análisis de las partes interesadas favorecen la creatividad.
Hemos visto muchas empresas desesperadas por el orden, con líderes obsesionados por una mirada milimétrica del sistema y a punto de explotar. Y otras, creativas con muchas ideas, pero incapaces de asegurar los resultados económicos, a punto de la quiebra.
La ISO 9001 en sí misma no existe, son letras en una norma, es un martillo que no se toma a sí mismo para clavar los clavos.
Equilibrar la empresa entre los polos de orden y creatividad es el reto para hacer funcionar el martillo.